La discreción masónica es la apariencia exterior de la reserva, de la atención que todo masón debe manifestar por disciplina intelectual, ya que en silencio y escuchando es que se aprenda a ser mejor, es también y quizás, ante todo, la forma visible de la humildad y del pudor intelectual. Siempre se gana más escuchando que hablando, es la regla eterna de sabiduría.
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